Gracias a las “benditas redes sociales” fue más fácil que se desvelara la triquiñuela de la candidatura presidencial del emecista Samuel García. Y quedó al descubierto, para todos los que lo quieran ver, que ese candidato era una corcholata más del presidente López Obrador.
Y así como se juega a aparentar la democracia en México, la candidatura presidencial de Samuel García, no tenía el objetivo de fortalecer las opciones electorales, sino restar votos a la panista Xóchitl Gálvez; los votos de la clase media y población joven aún indecisa de por quién votar en la elección presidencial 2024.
De tal suerte que los votos que no fueran para Sheinbaum, tampoco lo serían para el PAN, según el entramado morenista.
Desde la postulación del neolonés y hasta su desistimiento de la candidatura presidencial, mucho se ha clarificando acerca del papel que juega el partido naranja en el sexenio obradorista. Y este no es otro que ser un aliado disfrazado de oposición.
Poco creíble fue el supuesto rompimiento del dirigente nacional de MC, Dante Delgado con el presidente Andrés Manuel, luego de haber sido el veracruzano uno de sus más destacados operadores políticos.
La historia reciente muestra cómo los morenistas que hoy ostentan los cargos públicos más relevantes en el sexenio de la 4T, pertenecieron al MC. Para muestra dos ejemplos: Luisa María Alcalde, ex diputada federal por el MC, es hoy la secretaria de Gobernación; y Marcelo Ebrard, aspirante a la presidencia de México por MC, pasó a MORENA y ocupó la secretaría de Relaciones Exteriores y hasta mantuvo su aspiración presidencial con cambio de color.
Salida en falso de Samuel García; se busca plan B en ayuda a MORENA
La postulación de Samuel García, gobernador de Nuevo León con licencia, a la candidatura presidencial fue una salida en falso no sólo para el partido de Movimiento Ciudadano, sino también para el presidente AMLO; quien ya debe tener el Plan B que le permita seguir jugando a la democracia con partidos rémoras que aparentan ser independientes.
Cabe recordar que el esquema de los partidos rémoras que fragmentan el voto lo configuró el entonces presidente de México, el priista Carlos Salinas de Gortari; en un momento en que el PRI había dejado de ser el partido de las mayorías.
Y como el romanticismo político cuaja muy bien en la sociedad mexicana, Salinas de Gortari impulsó la conformación de partidos –rémoras- y aliados al tricolor. Tal fue el caso del Partido del Trabajo, creado en 1990, al que vistió de partido de izquierda. Y con una candidata aliada, Cecilia Soto, el PT entró en la contienda presidencial de 1994, y logró restar al menos un millón de votos al PAN, la segunda fuerza política nacional.
Así, en 2023 el Partido del Movimiento Ciudadano es para MORENA lo que hace casi 30 años el Partido del Trabajo fue para el PRI. Un partido que busca restar votos al oponente para asegurar el triunfo electoral del hoy partido hegemón: MORENA.