Sonora 1975: El desencanto político

Columna del licenciado Bulmaro Pacheco Moreno

Escribe: Licenciado Bulmaro Pacheco Moreno

El 25 de octubre de 1975 el gobernador Carlos Armando Biébrich Torres presentó su renuncia al cargo que había jurado el 13 de septiembre de 1973. Como ya habían pasado los dos años de gobierno, no se requería convocar a una nueva elección, y llegó al gobierno como sustituto Alejandro Carrillo Marcor, electo senador para el período 1970-1976 y le tocó concluir el período en 1979.

¿Qué le pasó al joven gobernador al que le habían reformado la Constitución estatal en 1972 para que pudiera cumplir con el requisito de la edad, que fijaba entonces 35 años para poder arribar al Ejecutivo estatal?¿En que falló? Biébrich apenas había cumplido los 33 en noviembre de ese año (nació en 1939) y no llenaba la exigencia constitucional para la elección de julio de 1973.

Ante la crisis política de 1968, el Presidente Echeverría quiso promover a jóvenes en su gabinete, en el Congreso y en los gobiernos estatales.

El 23 de octubre habían sido asesinados—en una operación de desalojo—, siete campesinos solicitantes de tierra en San Ignacio Río Muerto, y eso detonó la movilización campesina liderada por dirigentes nacionales. Ellos señalaban al gobernador como el culpable de la violencia ante el presidente Luis Echeverría.

Biébrich buscó dialogar infructuosamente con el Presidente directamente, pero él lo turnaba con los secretarios de Gobernación Mario Moya Palencia y de Reforma Agraria Félix Barra García. Moya no pudo hacer nada para salvar a su ex subsecretario ante la embestida de los dirigentes nacionales del sector agrario y una parte del gabinete federal.

Biébrich envió su renuncia a la XLVII Legislatura directamente a su amigo diputado Rubén Díaz Vega. Y ante la negativa de los 11 diputados de aceptarla, Biébrich les sugirió telefónicamente, a través de Díaz Vega, que la aceptaran para evitarle mayores males a la entidad. Presidía el Congreso local el diputado Rosario Ruelas Rivera, llevando como secretarios a Manuel Valdez Perea y Diego Tomás García Jaime.

Ese año, el Senado de la República ya había desaparecido los Poderes en Hidalgo y Guerrero. En Hidalgo por diferencias entre el presidente Echeverría y el cacique Manuel Sánchez Vite que había impuesto gobernador a su médico Otoniel Miranda, y en Guerrero por diferencias entre el gobernador Israel Nogueda y el electo Rubén Figueroa.

Son hasta ahora los últimos casos de desaparición de Poderes en México y Biébrich, que tenía presente la desaparición de poderes en Sonora en 1929

(Topete) y 1935 (Ramos) sabía muy bien de lo que podían ser capaces en el centro a la hora de ajustar cuentas políticas a través de la agresión al federalismo, si el Congreso local no daba curso a su renuncia… “Para no ser obstáculo en el esclarecimiento de los hechos”, decía el documento enviado al Congreso el 25 de octubre.

El presidente Echeverría confiaba mucho en la juventud de Biébrich. Creyó que podría ser el revolucionario que instrumentara sus políticas y le diera al Estado un giro en materia de avances sociales; pero “algo pasó que el presidente no lucía muy convencido de la labor del gobernador Biébrich” y sus excesos, decía uno de los funcionarios cercanos al presidente.

Biébrich murió a los 81 años en 2021,Echeverría a los 100 en 2022, nunca se volvieron a reunir, ni a conciliar a pesar de los intentos del ex Presidente Echeverría de invitar al diálogo al ex gobernador.

Otros aseguran que el enojo de Echeverría se debió al adelantado proselitismo de Biébrich a favor de Mario Moya Palencia para la candidatura a la Presidencia de la República. Se dice que Echeverría recibió noticias de que el gobernador de Chihuahua, Manuel Bernardo Aguirre, había reprendido al gobernador de Sonora durante una reunión en la cual promovió a Moya Palencia: “¿Y esto que andas haciendo ya lo sabe el presidente, Carlos Armando? Porque sería muy riesgoso para ti que no contaras con la anuencia del presidente en un tema que solo a él le atañe, que es el de resolver la sucesión presidencial”. Le dijo.

Biébrich no había comentado el tema con el presidente, y en esos trabajos participaban ya los gobernadores identificados con Moya Palencia, como los de Guanajuato (Ducoing Gamba), Querétaro (Calzada Urquiza), Campeche (Rodríguez Barrera), San Luis Potosí (Fonseca Álvarez) y el de Colima (Noriega Pizano).

Para entonces, los rumores en Sonora se intensificaban y ubicaban a Biébrich en la presidencia del PRI nacional para colocarlo luego en el siguiente gabinete como secretario de Gobernación y, para 1982, candidato a la Presidencia… siempre y cuando el candidato fuera Mario Moya Palencia. Era el rumor dominante entonces…

Las cosas no sucedieron así. En el mes de septiembre de 1975, el PRI postuló candidato presidencial a José López Portillo, secretario de Hacienda y amigo del presidente desde los años estudiantiles.

En 1975 Sonora apenas rebasaba el millón de habitantes y el presupuesto del gobierno estatal no rebasaba los 700 millones de pesos. El Congreso local funcionaba con 11 diputados y eran solo cuatro los distritos federales. Había 69 municipios, Hermosillo apenas rebasaba los 200 mil habitantes; Cajeme no llegaba a los 90 mil.

Para 1975 las oposiciones ya habían ganado en Sonora importantes municipios: Cajeme, Magdalena y Mazatán entre 1946 y 1949, por el Partido Popular, y siete municipios, incluida la capital Hermosillo, en 1967, por el Partido Acción Nacional.

La postulación de López Portillo creó un nuevo grupo político en Sonora llamado “Los Búfalos”, encabezado por Salomón Faz Sánchez. De inmediato desplazaron de la cercanía presidencial al grupo político del ex gobernador Biébrich y el nuevo gobernador inició una persecución política contra el exgobernador y su grupo político con la complacencia del gobierno federal y la indiferencia del candidato presidencial.

Carrillo—que llegó al poder a los 67 años—, fue acuerpado por el PRI nacional para tratar de conciliar políticamente los ánimos en la entidad en medio de una campaña presidencial, y buscar atemperar la selección de candidatos a alcaldes y diputados locales en la elección intermedia de 1976 con Jesús Enríquez Burgos en el PRI estatal.

Así fue como llegaron al poder municipal un conjunto de dirigentes de sindicatos nacionales impulsados por el CEN del PRI.

La caída de Biébrich en 1975 fue un factor para el desencanto político en Sonora y la aceleración de la pluralidad política. En 1979 el PRI perdió todos los cargos en contienda en Cajeme. Perdió también Agua Prieta, Huépac y Empalme. De ahí en adelante casi todos los municipios de la entidad (a excepción de Rosario y Oquitoa) experimentaron alternancias.

Otros factores que incidieron en la alternancia política local fueron las expropiaciones agrarias de 1976; los problemas económicos de finales de sexenio, que caracterizaron a los gobiernos que concluyeron en 1976, 1982 y 1988; y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, en 1994.

¿Cambió Sonora a partir de la caída de Biébrich en 1975?

No solo Sonora, también México: Se reformó la Constitución para dificultar la abusiva desaparición de poderes en los Estados, se fomentó el reconocimiento de nuevos partidos para evitar el ridículo de 1976 cuando el candidato del PRI José López Portillo jugó sólo y se implementó la representación proporcional para garantizar la participación de las oposiciones. En Sonora, las clases medias empezaron a distanciarse del PRI y a fortalecer al Partido Acción Nacional, que desde entonces incrementó su presencia en los municipios y el Congreso local.

¿Desencanto? Sí, también con el método sucesorio; con el tipo de federalismo que relegaba a los estados; y por la frustración de que se hubiera interrumpido el período sexenal de un gobernador que ya había hecho cosas importantes para Sonora. Muchos cambios han ocurrido desde entonces… Y apenas han pasado 48 años.