¿Qué tanta oposición habrá en Sonora?

Columna política del licenciado Bulmaro Pacheco Moreno

Escribe: Licenciado Bulmaro Pacheco Moreno

De obtener 15 mil votos para gobernador en 2015 con su candidato Javier Lamarque, Morena pasó a 496,651 con Alfonso Durazo, seis años después y en alianza con el PT, el PVEM y el PANAL.

Entre 2018 y 2021, quienes tres años antes antes eran oposiciones, llegaron al poder en Sonora. Ganaron de golpe y porrazo el Congreso local en 2018 y tres años después los poderes Legislativo, Ejecutivo y una buena cantidad de ayuntamientos. La distribución de ayuntamientos quedó de la siguiente manera: 23 de Morena y 10 más entre el Partido del Trabajo y Nueva Alianza alineados con Morena. Por ahora gobiernan los más grandes en población, a excepción de la capital Hermosillo. Los 39 restantes se repartieron de la siguiente forma: 18 en la alianza PAN, PRI y PRD; el PAN 4; Va por Sonora 2; PRI 1; el PRD 1; Movimiento Ciudadano 7; Redes Sociales Progresistas 3; y 3 que llegaron como candidatos independientes en Magdalena, Nacozari y Cananea.

Con el tiempo y en una operación en apariencia silenciosa, el gobierno y su partido fueron jalando vía la cooptación a presidentes municipales y diputados locales para sumar a la causa morenista un mayor número de aliados. En principio con el fin de ampliar la mayoría calificada en el Congreso, e incrementar el número de ayuntamientos quizá previendo reformas a la Constitución, pero en el fondo se trató de debilitar a las oposiciones al restarles fuerza y presencia.

No tardaron en ser seducidos por Morena el diputado Ernesto Munro Jr., a través del Partido Encuentro Social; Alma Higuera, del PRD, de Etchojoa; las dos diputadas del PRI: Elly Sallard y Karina Zárate; así como Irma Terán, del PES —cuya familia se adueñó también del partido—, para completar 26 miembros del Poder Legislativo. Trascendió después que Azalia Guevara, diputada del PT, se pasó también a Morena.

En los albores de la administración estatal, los alcaldes del PRI de Rayón (Alejandro Grijalva) y San Miguel de Horcasitas (Joaquín Murguía) se declararon afines a Morena. Más tarde lo harían los de Rosario Tesopaco (Gerardo Mendívil) y Bacerac (Daniel Medina).

Rafael Durón, quien ganó la presidencia de Aconchi por Movimiento Ciudadano, decidió emigrar también hacia Morena

Misael Acuña, de Divisaderos, que ganó la reelección con el PRI, se declaró miembro de Movimiento Ciudadano durante la crisis de los diputados locales Ernesto de Lucas y Natalia Rivera, que optaron también por agrandar la bancada del partido naranja en el Congreso local.

De los tres alcaldes de Redes Sociales Progresistas, partido que desapareció en su primera elección en México y Sonora, solo Sergé Enríquez, de Bácum, se ha declarado afín a Morena.

De Luis Osvaldo Parra (Sáric) y Juan Ignacio Zazueta (Quiriego) no se sabe nada, si siguen fieles a su partido de origen —hoy desaparecido en lo local y nacional—o darán la batalla por otras opciones en el 2024.

¿Cuáles fueron las motivaciones principales para cambiarse de partido en los casos mencionados, sobre todo los que se fueron con el nuevo gobierno? Las decisiones requieren un estudio caso por caso, pero la generalidad y la opinión pública señalan varias razones:

En primer lugar, les realizaron ofertas de beneficios económicos a aquellos alcaldes con proyectos que requieren de la gestión del Estado y la relación directa con los funcionarios —estatales— que, por tratarse de un partido diferente al de los gobiernos municipales, se les dificultaba el acceso a los funcionarios con capacidad de decisión, ya que no los incluyeron en el grupo de prioridades para el ejercicio de la obra pública.

Desde luego que no fueron consideraciones de tipo ideológico —o de lucha social— las que llevaron a los conversos alcaldes y diputados a cambiar de partido. Ni por asomo fue por la justicia, la igualdad o la defensa del estado de derecho. Simplemente cálculos políticos, y con la mira puesta en su futuro personal y no el de sus representados; prefirieron asegurarse política y económicamente el resto del sexenio de Alfonso Durazo que dar la batalla política en sus partidos de origen.

Primero fue la incorporación al gabinete de los personajes que se prestaron al juego de Morena como candidatos de otros partidos buscando restarle votos al PRI y al PAN: Cuauhtémoc Galindo y Carlos Zataráin. No duraron mucho en los puestos de gobierno —ISIE para Galindo y CECOP para Zataráin—, o quizá operó en esos casos el consabido proceso de negociación política que mucho aplica Morena, han de haber considerado que al estar en dependencias estratégicas de la administración estatal, era ya suficiente el tiempo de su desempeño para pagarles los servicios prestados a la causa. Como no lo hicieron por convicción ni por ideales, sino que se trató de una simple operación pragmática de reacomodo político dentro de la estrategia electoral del 2021, se cumplió con ellos y a otra cosa en el mediano plazo.

No sería ocioso preguntarse por el destino de los regidores y legisladores del PRD, PRI y el PAN que abandonaron sus causas por sumarse a Morena; todos pasaron al olvido. Se ganaron el repudio popular y por ahora experimentan los costos de haber hipotecado sus libertades, porque ni opinan de nada y políticamente se borraron del escenario político. ¿Donde están?. Más allá de las selfies y sus propias promociones, nadie lo sabe;

pero seguramente esperan con ansias que inicie el proceso electoral local para averiguar lo que sigue y saber lo que les tocará políticamente de acuerdo a las negociaciones que hicieron en el pasado. Ahí se sabrán con certeza los cobros …Y los pagos.

Ante ese panorama, ¿qué tanta oposición habrá en Sonora de cara a la elección del 2024? Oposiciones como tales, solo el PRI, el PRD, el PAN y Movimiento Ciudadano como partidos políticos, que por lo visto ya están trabajando para organizarse y seleccionar candidatos a finales del año.

Han aprovechado la inactividad y la somnolencia del partido oficial (Morena), que solo se conforma con aplaudir las políticas oficiales del Estado y la federación, y de estar muy confiados en el listado de beneficiarios de los gobiernos en materia de pensiones y ayudas —en Sonora ronda las 315 mil personas— que suponen serán votos seguros.

Últimamente, el Partido del Trabajo, su aliado, luce con fracturas internas y desacreditado por el papelazo que hizo su dirigente nacional con relación a su candidato en Coahuila y la respuesta de los coahuilenses.

El Partido Verde anda por el estilo; es decir, franquicias políticas en busca de pactar el 3 % de la votación para conservar el registro y una porción de diputados y senadores. No traen nada más en la bola.

Con la reversa que metieron ambos partidos en el caso de Coahuila tanto de parte del Presidente como de morena les advirtieron; ¡Cuidado con solo pensar en registrar a alguna corcholata inconforme en el futuro!

Entonces, ¿hay condiciones para el trabajo de las oposiciones en Sonora?Sí. Hay varias razones para que la labor de las oposiciones en Sonora pueda rendir: El deficiente trabajo de los presidentes municipales emanados de Morena, y que van de escándalo en escándalo. El clima de violencia e inseguridad que priva en la mayoría de los municipios. La irritación social contra el gobierno federal de parte de los productores agrícolas, los mineros, los empresarios, los derechohabientes de los sistemas de salud por las deficientes políticas en cada materia y por la faltas de diálogo del poder con la sociedad y por la agresión constante al estado de derecho en todos los órdenes.

Las oposiciones requieren de elaborar una alternativa en temas tan sensibles como la educación, la salud, la seguridad, el ambiente y los problemas municipales más agudos hoy desatendidos por los gobiernos estatal y federal. Mentira es que todo esté escrito ya o que haya resultados automáticos en las elecciones próximas o que las oposiciones no tengan una mayor posibilidad de dar la pelea. Todo eso es parte de una campaña en contra, bien orquestada desde el poder y las mañaneras, que por desgracia pega en algunos sectores. Si en 2021 las oposiciones tuvieron más votos que Morena y sus aliados ante un gobierno que apenas iba en su

tercer año; ¿Cual será el costo político ahora que se percibe un final tan complicado de sexenio?

Falta un año para la elección del 2024 y las batería del aparato oficial ya están enfocadas a tratar de arrasar en los próximos comicios. Saben que no la tendrán fácil y por eso la violación constante a la normatividad electoral y el ataque a las instituciones reguladoras del conflicto político y de la administración de justicia. Si siguen por ahí, el resultado final será que la sociedad terminará perdiendo. Los partidos de oposición tienen la palabra, pero sobre todo, una gran responsabilidad.

bulmarop@gmail.com