En política, ¿a dónde van los que se van?

Columna del licenciado Bulmaro Pacheco Moreno

En política, ¿a dónde van los que se van?; columna del licenciado Bulmaro Pacheco Moreno.

Escribe: Licenciado Bulmaro Pacheco Moreno

Se fue del PRI Gerardo Mendívil Valenzuela, presidente municipal de Rosario Tesopaco, quien siendo postulado en 2021 por el PRI, PAN y PRD le ganara —con diferencia de cinco votos: 1405 a 1400— a Guadalupe Bujanda Fraijo, postulado ese año por el Partido Nueva Alianza.

Bujanda—que dejó buen sabor de boca en sus períodos de gobierno— iba por su quinta elección municipal. Había sido electo alcalde por el PRI en 1994, 2000, 2009 y 2015, pero le ganó el ganadero “Yayín” Mendívil Valenzuela, que sustituyó a Karina Valenzuela Mendívil, en un municipio donde el PRI hasta ahora no ha perdido una elección, ya que junto con Oquitoa son los únicos municipios sonorenses sin alternancia desde que éstas aterrizaran en 1967.

Ahora y en la visita de Claudia Sheinbaum a Sonora, el alcalde de Rosario aparece en una fotografía con la candidata de Morena a la Presidencia, con el mensaje de que por ahí va a jugar la próxima elección — ha trascendido que no se retiró a tiempo de los partidos que lo postularon en 2021, y eso lo inhabilitaría para la reelección—.¿Será?

¿Qué le prometieron en Morena al alcalde de Rosario para jalarlo a sus filas?, ¿Qué hubo detrás de esa salida del PRI de un alcalde que tres años atrás juraba y perjuraba que defendía sus colores y principios?

¿Qué le prometieron también a la Obregonense Anabel Acosta —ex militante del PRI y ahora de reciente conversión a Morena—, regidora ex senadora de la República por el PRI y candidata a diputada federal y alcaldesa de Cajeme también del PRI?

¿En qué consistió la oferta del gobierno morenista a Jorge Márquez, ex diputado local y candidato del PRI dos veces a la alcaldía de Navojoa, donde ahora —aunque entró por el PRI— es regidor converso de apoyo a Morena desde el 2022?

¿Y que hubo para las dos diputadas locales priístas por Hermosillo que súbitamente declararon su paso a la bancada de Morena?¿qué ofrecimientos o promesas les hicieron para que se fueran del PRI?

Porque en estos casos nadie cree que haya sido por convicciones ideológicas o por identidad con los postulados del gobierno de la “transformación”. Hubo operación del gobierno estatal para jalarlos.

En otros partidos, los casos más sonados han sido el de el panista Ernesto Roger Munro, a quien mandaron al ¡PES! para hacer bancada en el Congreso; pero que, al igual que Alma Higuera (PRD) y las del PRI pasaron a engrosar la mayoría de Morena en el Congreso local, en un patético caso

de degradación política, muestra clara de las debilidades humanas ante la seducción del poder.

De repente se olvidaron del partido que les dio todo, los promovió y les brindó oportunidades que a otros les negó. Y aunque fueron muy bien tratados en sus partidos de origen, los abandonaron. ¿Por qué?

Seguramente les prometieron empleos o seguir ascendiendo políticamente, ahora con otras banderas, y no tuvieron empacho en cambiar de colores partidistas por un mero cálculo político.

Recientemente el dirigente estatal de la CTM, Javier Villarreal, declaró que en su organización decidieron apoyar la candidatura de Claudia Sheinbaum, “por coincidencias y porque en el sexenio de López Obrador le ha ido muy bien (sic) a los trabajadores que representa su central”.

De inmediato algunos dirigentes cetemistas locales aparecieron —sin emoción alguna— con pancartas de la organización en el desangelado y desnutrido mitin de la aspirante presidencial de Morena en Guaymas. Anunciaban un nuevo amanecer para algunos cetemistas, aunque todas las posiciones políticas que detentan en los ayuntamientos se las deban al PRI y que todos los dirigentes estatales de la CTM —desde Jacinto López a Javier Villarreal— hayan sido diputados o senadores por el PRI, lo que en su momento—Y siempre— les ayudó a consolidar etapas de lucha y atención permanente a sus demandas.

De inmediato, Carlos Aceves del Olmo, senador por el PRI y dirigente nacional de la CTM, manifestó que: “la CTM mantiene una posición neutral en el proceso electoral y no ha oficializado respaldo a ninguna precandidatura presidencial para las elecciones de 2024”, rematando que la CTM “manifestaba que cualquier declaración política realizada por líderes o federaciones adheridas a nuestra central son independientes y no comprometen la postura oficial de la CTM a nivel nacional”.

Aunque fue una declaración muy escueta, tiene razón política y jurídica el senador, que hasta la fecha no ha asistido a eventos de apoyo a la candidata de Morena, consciente de lo que establece el artículo 41 de la Constitución y lo establecido en la reglamentaria Ley General de Partidos Políticos que en su artículo 3 establece: “Es derecho exclusivo de los ciudadanos mexicanos formar parte de partidos políticos y afiliarse libre e individualmente a ellos; por tanto queda prohibida la intervención de: a) Organizaciones civiles, sociales o gremiales nacionales o extranjeras; b) Organizaciones con objeto social diferente a la creación de partidos y; c) Cualquier forma de afiliación Corporativa”

Tanto en la CTM como en el SNTE y la FSTSE, los dirigentes y las cúpulas sindicales pueden manifestar —en lo personal— simpatía o

acompañamiento de candidatos de partidos, pero no pueden comprometer el voto de sus afiliados, y deben respetar la pluralidad que ahora se consolidó en las organizaciones políticas y sociales.

Porque si el voto corporativo funcionara, el PANAL no hubiera perdido el registro nacional. Tampoco la CATEM, que quiso registrar su partido Fuerza México en 2021. ¿Dónde quedaron entonces los votos de los maestros y los trabajadores que decían representar?

El ciudadano de cualquier organización, en la soledad de la casilla el día de la elección, deberá cruzar la papeleta libremente, sin presiones ni acciones forzadas a favor de cualquier opción política.

Javier Villarreal no es ingenuo políticamente, pero quizá no pensó bien que esos apoyos y cambios radicales de camiseta política presionados con prisa y sin rubor por los gobiernos de Morena tanto en el Congreso, los ayuntamientos y las dirigencias sindicales, son volátiles y no llevan a nada; son simples saltos al vacío, sin compromisos firmes ni expectativas reales de parte de quienes promueven a cada rato reafiliaciones políticas sin filtros y sin rubor a favor de Morena, sin revisar biografías y carreras.

El primer paso —para los reconvertidos— es mandarlos a hacer cola en Morena para candidaturas y empleos, donde van a competir con quienes en Morena exigen el derecho de antigüedad de registro en el padrón del partido en el gobierno.

El segundo paso es utilizarlos como estructura electoral para completar sus representaciones en los organismos electorales, y por eso los hacen anunciar con bombo y platillo su defección de otros partidos.

El tercer paso es enviar señales de debilidad al adversario, porque a cualquier precio le están quitando militantes y cuadros políticos, degradando con eso la política y burlando la voluntad ciudadana.

Son los mismos que a cada rato promueven y difunden que “la candidata del Frente ya se desinfló” y difunden encuestas con números falsos para desanimar y bajarle la guardia a los partidarios de la oposición.

Todo esto en los llamados “tiempos estelares de la 4T”, donde no cuentan los principios ni las ideas ni las convicciones, solo las leyes del mercadeo político, para quedarse en el poder al costo que sea, incluyendo la soberbia en el ejercicio del poder, y la compraventa de lealtades de todo tipo conociendo las debilidades humanas. ¿Revolución de las conciencias y Transformación? Por supuesto que no. Es otro cuento que se cae por sí solo. Ahí están las evidencias a menos de 6 meses de la elección.

bulmarop@gmail.com